Acaba de cumplir 10 años en vigor y su influencia tanto en empresas como en los ciudadanos es cada vez mayor. La Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), que entró en vigor en enero del año 2000, ha ido adquiriendo una importancia creciente en su década de vigencia, y de forma especialmente llamativa en los últimos años, ante los retos que plantea la irrupción de las nuevas tecnologías.

La LOPD (15/1999, de 13 de diciembre) se aprobó para adaptar a nuestro ordenamiento jurídico la Directiva europea relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, derogando la hasta entonces vigente Ley de Regulación del tratamiento automatizado de datos de carácter personal (LORTAD), en vigor desde el año 1992.

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