Un cóctel que se mezcla  cada vez a más tiernas edades y que puede resultar explosivo. Por  ejemplo, que lleve a un uso excesivo –lo que afecta al 36% de los  jóvenes de hasta 15 años con teléfono–, que suponga un gasto elevado en  la factura o ser víctima de pequeños fraudes –29%– o recibir «spam» o  publicidad no deseada, lo que llena la bandeja de entrada del 43%.
La encuesta «Privacidad y seguridad móvil en menores», realizada por el  Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación y Orange entre  usuarios primerizos, padres y expertos, destaca que la edad de  iniciación se sitúa entre los 10 y los 12 años, siendo ya habitual  empezar a edades tan tempranas como los 8 o los 9. Y que un 68% de los  menores de entre 10 y 15 años llevan un teléfono en el bolsillo.
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